El Renacimiento fue un gran movimiento cultural y artístico que se desarrolló en Europa en el s. XVI, aunque en Italia ya había comenzado con anterioridad. En él se produce una ruptura con la sociedad medieval y en la literatura se buscan nuevas formas de expresión, que, sin embargo, convivirán con las formas tradicionales. . En el centro de la imagen está situado el perfecto cortesano: hombre de armas y de letras, como Garcilaso de la Vega. A la derecha observamos las influencias literarias más notables: el amor cortés, Dante y Petrarca; estos influyeron tanto en el concepto del amor (si bien menos idealizado), como en la introducción de nuevas estrofas, como el soneto (véase el guiño en el manuscrito que sostiene el caballero) y la lira. . Otra de las influencias fundamentales son el Humanismo, con la valoración del yo individual, y el antropocentrismo, que sitúa al hombre en el centro de la naturaleza, rechazando así el teocentrismo. Todo ello queda representado en el esquema a través del dibujo del hombre de Vitrubio de Leonardo da Vinci. . En la parte inferior encontramos una imagen que pretende resumir los tópicos literarios de la época: collige, virgo, rosas; beatus ille; carpe diem; o el amor no correspondido. También podemos observar que la mujer que aparece cumple con las características propia de la época: rubia y de piel blanca. Con el halo que desprende el dibujo he querido reflejar la claridad y la sencillez de las obras renacentistas, que contrastarán con las barrocas. . A la izquierda vemos a Zeus, padre de los dioses, como representación de la mitología grecolatina y de la importancia que adquiere en esta época. Se usarán, en muchos casos, mitos con amores desdichados como el de Apolo y Dafne o el de Hero y Leandro. La importancia de estos mitos radica en que los poetas hacen uso de ellos para expresar sus propias cuitas amorosas. .
Por último, en la esquina superior izquierda, nos encontramos con una religiosa. Ciertamente podría representar a Santa Teresa, pero también hace alusión a las figuras de Fray Luis y San Juan. Con ella quiero dejar constancia de la importante literatura religiosa, tanto ascética como mística, de la época. He querido que este tipo de obras también tengan su espacio en el esquema sobre el Renacimiento porque, si bien no usan con tanta frecuencia los mitos clásicos, sí toman determinados elementos como la renovación italiana de la métrica. Es decir, estos escritores no son ajenos al siglo en el que vivieron.
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